viernes, 11 de marzo de 2016

EL REGALO

El regalo ya ha sido dado. Estás vivo. Lo único que tienes que hacer es reconocerlo, aceptar este regalo en tu vida, en tu existencia. Este regalo de la claridad, de la vida, de la dicha es una realidad increíblemente profunda, no un concepto, ni una idea o algo imaginario. No es que si haces esto y aquello, Dios, desde arriba, quizás algún día te mire y sonría: “Buen chico” . Eso ya ha sucedido. En lo que se refiere a la sonrisa ya está sucediendo ahora mismo cada vez que el aliento entra en ti. Nada lo puede superar. ¡Nada! Si te dieras cuenta de lo que tienes, no querrías nada más. Si comprendes lo que significa tener claridad, nadar en las hermosas y transparentes aguas del río de las respuestas, te encontrarás nuevamente en el camino que viniste a recorrer. Empezarás a vivir. El mundo entero estará bien, no mal; todo estará en equilibrio. Ya no te preguntarás por qué viniste aquí. Ahora te sientes en tu sitio, feliz de estar aquí, feliz de estar vivo. Se ha solucionado todo lo que estaba mal. Puedes caminar con seguridad. Antes, tu andar era torpe porque estabas inseguro, porque cuestionabas hacia dónde te dirigías. Ahora avanzas deslizándote porque sabes a dónde vas. Eso es dignidad. Dar cada paso con dignidad no es falso orgullo, sino un orgullo genuino. Transita por esta vida con los ojos bien abiertos, no cerrados. Camina con verdadera convicción. Puede que hayas venido a este mundo con las manos vacías, pero está garantizado que con las manos vacías no te irás de él. (Prem Rawat-Maharaji).

EN LA VIDA

En la vida no hay ensayos. No puedes ensayar una situación; no puedes estar preparado para ella. Te mueves sin estar preparado. Y, cuando descubres este hecho (que moverse sin estar preparado es crear una situación en la que estemos más conscientes), entonces es la situación, y no tú en realidad, la que decide. Todo, tú y la situación total, se juntan y ocurre. Tú no eres el que decide y tampoco eres la víctima. Actuaste como la unidad orgánica de la existencia lo decidió en ese momento. No eres responsable: no hiciste nada; sólo fuiste el vehículo. Éste es el punto medio. Ser testigo, estar alerta, actuar conscientemente, con atención, es el punto medio. Entonces recuerda: no trates de encontrar un punto medio fijo. No hay dónde hallarlo. Y nadie más puede decidir por ti. Ni siquiera tú puedes tomar decisiones para el futuro. Éstos son todos trucos de la mente que te neurotizan. Sólo muévete sin estar preparado. Ésta es la preparación: muévete sin estar preparado; muévete y deja que las cosas pasen. Sólo conserva la conciencia y deja que las cosas decidan por sí mismas. Y te digo que, cuando estás consciente, todo encaja. De repente, todo encaja en el cosmos; no es un caos. A partir de eso desconocido, ocurre lo correcto. Si tú decides, a partir de ti, se produce lo incorrecto. (Osho).

HAZ LA DISTINCION !!

Haz la distinción… “¿Cuánto has invertido en ti?”- Maharaji ¿Hasta qué punto somos conscientes de nuestra propia existencia? Conocemos a nuestro vecino mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Hay personas cuyo comportamiento podemos predecir con mucha mayor exactitud que el nuestro. ¿Cuánto has invertido en ti? ¿Hasta dónde te has permitido comprenderte a ti mismo? Por supuesto, hay personas que dicen: “Eso es muy egoísta”. Sin embargo, abrir el regalo que le ha dado su creador es lo menos egoísta que un ser humano puede hacer. Todas las demás actividades que realizas no tienen nada que ver con esta cosa sencilla llamada “vida”. Tienes que distinguir entre las cosas que puedes hacer porque estás vivo, y el hecho de estar vivo en sí mismo. Hay una diferencia entre ambos. Porque estás vivo puedes hacer muchas cosas, pero todo lo que vas acumulando, todo eso de lo que ahora disfrutas, vendrá y al final desaparecerá. ¿Y qué seguirá existiendo? Sólo tú: esa realidad inmortal, sin complicaciones, sin sofisticaciones, que reside en tu interior. ¿La muerte? Eso es algo que no podemos cambiar. Una vez que ocurre, ocurre. Hemos de partir. Tenemos que irnos. ¿Dónde debería estar nuestra atención? En lo que tenemos ahora. ¿Y qué es lo que tenemos ahora? Esta oportunidad de la vida. No es preciso que acudas a un templo, ni a una iglesia, ni a una mezquita, para averiguar si estás vivo o muerto. Los que están vivos lo saben. Se ha dicho que sin la consciencia, el ser humano, aun estando vivo, es como un cadáver. ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué es eso que, al faltar, hace que a un cuerpo se le denomine cadáver? Cuando el ser humano ya no tiene consciencia, ¿en qué se convierte? No puede experimentar dolor ni alegría. Si te colocas frente a él y le dices: “Tu cuenta bancaria está vacía”, el cadáver no va a llorar, o le dices: “No tienes trabajo”, no expresará dolor ni tristeza. ¿Y cuál es la razón? Este aliento que se mueve en nuestro interior, esa consciencia. El hecho de que el ser humano tenga consciencia le permite mirar, ver, sentir, decir ‘sí’, o ‘no’. Puede reír o decir: “¡Qué triste!”. Podemos aspirar a todas las cosas a las que aspiramos porque estamos vivos; ésa es la única raíz, la única razón. Pero, si no podemos reconocerlo y comprenderlo, entonces, ¿de qué nos sirve?. (Prem Rawat – Maharaji).

LA VIDA ESPIRITUAL

La vida espiritual no depende de la acumulación de información intelectual. La espiritualidad necesita del suelo fértil de los sentimientos que aporta la dimensión de lo invisible. Es imperativo confiar en el espacio de tu corazón para el crecimiento de una vida espiritual sana. Eso significa cultivar una armonía entre mente y corazón y, para la mayoría de nosotros, eso supone a su vez terminar con la dominación del intelecto. La mente tiene que rendir su papel como juez permanente y permitir que el corazón contribuya con su sabiduría. Es este proceso de rendimiento el que permite que la confianza empiece a florecer, para sustituir a la duda. La desconfianza se inicia pronto en la mayoría de los seres humanos. Es útil para darnos cuenta de por qué no se le ha permitido al espacio del corazón ser el centro de nuestro ser. (Wayne W. Dyer).

UNA VEZ

Una vez que aprendas a verte como alguien que tiene su origen a partir de este mundo, comprenderás que la inteligencia original que se encontraba en la semilla misma de tu procreación, es una energía que fluye a través de todo lo que existe en tu mundo. Tú y el entorno donde tiene lugar el proceso de tu crecimiento tenéis vuestras propias características, pero siempre estáis conectados. Sois tan inseparables como lo es tu respiración del aire que respiras, tu caminar del suelo sobre el que caminas, y tus pensamientos del organismo con el que piensas. Observa que todos respiramos el mismo aire, caminamos sobre el mismo suelo y pensamos como un organismo, lo mismo que tú. Tú estás de hecho conectado con todos estos seres. No es ninguna casualidad que alguien que viva en un país distante, con diferentes características físicas exteriores y un idioma distinto, pueda morir y donarte su hígado, sus riñones o su córnea, y acomodar la fuerza vital que fluye en ti. Esta idea de tener nuestro origen a partir del mundo, o de ser el resultado de la población terrenal, del mismo modo que la ciruela es el resultado del ciruelo, tiene ventajas para el proceso de manifestar el propio destino. Te capacita con la sabiduría de la creación, en lugar de convertirte en un títere cuyas cuerdas se ven controladas por fuerzas exteriores. (Wayne W. Dyer).