lunes, 1 de junio de 2015

DEJAR IR

¿Qué es? Dejar ir es como el cese repentino de una presión interna o la caída de un peso. Se acompaña de una repentina sensación de alivio y ligereza, y el incremento de la felicidad y la libertad. Se trata de un mecanismo real de la mente y todo el mundo lo ha experimentado en alguna ocasión. Un buen ejemplo es el siguiente. Estás en medio de una intensa discusión; estás enfadado y molesto, cuando de repente ves que todo es absurdo y ridículo. Y empiezas a reír. La presión se alivia. De la ira, el miedo y la sensación de sentirte atrapado de repente te sientes libre y feliz. Piensa en lo maravilloso que sería poder hacer eso en todo momento, en cualquier lugar, y en cualquier situación. Que pudieras sentirte siempre libre y feliz y nunca ser acorralado por tus sentimientos enfrentados. De esto trata toda la técnica: dejar ir consciente y frecuentemente a voluntad. Entonces estás a cargo de lo que sientes, y ya no estás a merced del mundo y de tus reacciones hacia el. Ya no eres la víctima. Esto es emplear la enseñanza básica de Buda, que elimina la presión de la reactividad involuntaria. Llevamos con nosotros un enorme almacén de sentimientos negativos acumulados, actitudes y creencias. La presión acumulada nos hace miserables y es la base de muchas de nuestras enfermedades y problemas. Estamos resignados a ello y lo explicamos como la "condición humana". Tratamos de escapar de ella de mil maneras. La vida humana media se emplea en tratar de evitar y huir de la confusión interior del miedo y la amenaza de la miseria. La autoestima de todos está constantemente amenazada tanto desde dentro como desde fuera. Si echamos un vistazo a la vida humana, vemos que es esencialmente una larga lucha elaborada para escapar de nuestros miedos internos y las expectativas que han sido proyectadas sobre el mundo. Se intercalan periodos de celebración cuando hemos escapado momentáneamente de los miedos internos, pero los miedos siguen ahí esperándonos. Nos hemos vuelto temerosos de nuestros sentimientos internos porque tienen tal enorme cantidad de negatividad que tememos quedar sobrepasados si realizamos una observación más profunda. Tenemos miedo de estos sentimientos porque no tenemos ningún mecanismo consciente con el que manejar los sentimientos cuando provienen del interior de nosotros mismos. Debido a que tenemos miedo a enfrentarnos a ellos, continúan acumulándose y, finalmente, en secreto empezamos a buscar como adelantar la muerte para que todo el dolor termine. No son los pensamientos o los hechos los son dolorosos, sino los sentimientos que los acompañan. Los pensamientos en y por sí mismos no son dolorosos, ¡sino los sentimientos que subyacen en ellos! Es la presión acumulada de los sentimientos la que provoca los pensamientos. Un sentimiento, por ejemplo, puede crear literalmente miles de pensamientos durante un tiempo. Pensemos, por ejemplo, en un recuerdo doloroso de los primeros años de vida, una pena terrible que se ha ocultado. Observa todos los años y años de pensamientos asociados a ese simple suceso. Si pudiéramos entregar la sensación de dolor subyacente, todos esos pensamientos desaparecerían al instante y nos olvidaríamos del suceso. Esta observación está en conformidad con la investigación científica. La teoría científica de Gray-LaViolette integra la psicología y la neurofisiología. Su investigación demostró que el tono de los sentimientos organiza los pensamientos y la memoria (Gray-LaViolette, 1981). Los pensamientos son archivados en el banco de la memoria de acuerdo a los diferentes matices de los sentimientos asociados a esos pensamientos. Por lo tanto, cuando renunciamos o apartamos un sentimiento, nos estamos liberando de todos los pensamientos asociados. El gran valor de saber cómo entregar es que todos y cada uno de los sentimientos se puede dejar en cualquier momento y en cualquier lugar en un instante, y puede hacerse continuamente y sin esfuerzo. ¿Cuál es el estado de entrega? Significa estar libre de sentimientos negativos en un área determinada para que la creatividad y la espontaneidad puedan manifestarse sin la oposición o la interferencia de los conflictos internos. Estar libres de conflictos internos y expectativas es dar a quienes comparten nuestra vida la mayor libertad. Nos permite experimentar la naturaleza básica del universo, que, según se descubrió, es manifestar el mayor bien posible en cada situación. Esto puede sonar filosófico, pero, cuando se hace, es empíricamente cierto. Dr. DAVID R HAWKINS