sábado, 27 de junio de 2015

VIVO

Normalmente, cuando le preguntas a alguien, '¿Cómo te sientes en este momento?' te tirará una historia ACERCA de sus sentimientos, un cuento acerca de su pasado y de su futuro, acerca de qué y cuándo le hizo que a alguien; un relato personal que implica culpa, justificación y puntos de vista. Una mejor pregunta, quizás, sería '¿Qué está pasando en tu cuerpo en este momento?'. Porque los sentimientos no pasan en el pasado ni en el futuro, sólo las historias. Los sentimientos, los verdaderos sentimientos, siempre surgen ahora, en el cuerpo. Los sentimientos están vivos, son inmediatos, son dinámicos, y reclaman nuestra atención en el momento presente. El resto son historias sobre el pasado y el futuro, y las historias nos distraen de lo que está presente... Es muy importante hacer una distinción entre los sentimientos (que siempre se dan en el presente, que surgen en el cuerpo, que son de primera mano y que están vivos) y los juicios, las proyecciones y los puntos de vista mentales y abstractos. Porque la sanación en realidad comienza cuando nos atrevemos a contactar aquello que está VIVO. - Jeff Foster

5 COSAS A LAS QUE TIENEN QUE PONER LIMITES

5 cosas a las que tienes que poner límites ya (y cómo hacerlo) Una de las cosas de las que me he dado cuenta hablando con mis clientas, lectoras y simplemente observando, es la importancia de saber poner límites y que, aunque parezca raro, no mucha gente sabe hacer. De hecho, a estas alturas lo considero una habilidad dada su importancia y lo que cuesta. Quizá no seas del todo consciente de la repercusión de no poner límites a ciertas circunstancias, así que aquí tienes 5 situaciones a las que tienes que aprender o empezar a poner límites (y solo es un comienzo): 1. Internet, whatsapp, redes sociales, etc… No hace casi falta que hable de esto, ¿verdad? Ya sabes hasta qué punto estos recursos, que son muy útiles en nuestro día a día, se transforman rápidamente en ladrones de tu tiempo. Muchas de mis clientas me dicen que se pasan horas “perdidas” o mal empleadas debido a eso. Vas a mirar algo sólo cinco minutos y acabas perdiendo tres horas. No eres la única. Así que es una de las áreas a las que tienes que prestar atención si supone un problema para tu productividad. Analiza cuánto tiempo pierdes y toma medidas. Yo suelo recomendar determinar el tiempo que vas a emplear y usar un cronómetro (como este). Una de mis clientas decidió directamente apagar el módem por la mañana. También puedes no conectarte a las redes sociales nada más levantarte. Prueba hasta que encuentres lo que funciona para ti. 2. Vampiros emocionales (o piratas emocionales como los llama la coach Martha Beck). Ya he hablado de esto en otros artículos, personas que literalmente te quitan la energía, te desmotivan, aunque tengan buenas intenciones. Es importantísimo rodearte de gente que te apoye y te motive, no que te de la razón en todo, pero que no te hunda. Seguro que sabes a qué me refiero. Piensa en esas personas a las que no quieres alrededor y empieza a tratarlas menos a menudo, a poner barreras. En muchos casos son personas muy cercanas y no puedes cortar lazos radicalmente, pero sí está en tu mano no tratar ciertos temas con ellas, o quedar menos; y aparte de eso, empezar a frecuentar a personas que te den energía, que te aporten cosas positivas. En persona o en grupos online, lo que mejor funcione para ti. 3. Dejar que otros decidan por ti. Es fácil dejarse llevar por la corriente, lo que la sociedad o las personas más cercanas a ti esperan de ti, especialmente si no tienes muy claro lo que quieres. Hasta que un día te das cuenta de que te has dejado arrastrar y en realidad no te entusiasma lo que haces, y lo que es peor, ya ni siquiera sabes qué es lo que te gusta. Mucho más frecuente de lo que crees, así que si te sientes identificada, tranquila, que no estás sola. Solo hay una solución para esto: Empieza a tomar tus propias decisiones ya. No es fácil, da miedo, genera inseguridad, pero al fin y al cabo es tu vida, y es tu felicidad y sentimiento de realización lo que está en juego. Así que depende de ti. 4. Ponerte excusas. Esto es muy frecuente también y todos caemos en algún momento u otro. Para mi lo malo no es ponerte excusas, sino no darte cuenta y dejar que limiten tus posibilidades. Y mucha gente pensará, “es que lo mío no es una excusa”. La mayoría de las razones por las que no haces algo son excusas, es así de simple. Siempre podrás encontrar algún ejemplo de alguien que lo haya hecho estando en tus mismas circunstancias o peores. Así que empieza a pensar si de verdad quieres lo que quieres, qué excusas te estás poniendo y cómo puedes dar ese primer paso que marca la diferencia. 5. Hacer cosas que no quieres hacer. Esto puede suponer una gran carga emocional y, de hecho, muchas personas sienten que al día le faltan horas porque no son capaces de decir que no a las cosas que no quieren hacer. Esto nos pasa a todas y es normal, lo que no es normal es que sea continuo y que limite lo que de verdad te apetecería hacer. Si algo es una carga para ti es que no lo quieres hacer. Y hay que empezar a tomar medidas al respecto. Que no te apetece salir, no salgas. Que no quieres acabar el trabajo de otra persona porque quieres estar con tu hijo, di que no. No tienes que hacerlo siempre, pero desde luego si has llegado al punto en el que se te ha escapado de las manos lo que haces por los demás, es hora de pararte a pensar y empezar a tomar medidas. Como siempre, estas cosas a veces se entienden perfectamente de manera racional, pero otra cosa es ponerlo en práctica, ¿verdad? En mi opinión lo más importante es empezar por algo pequeño, que te suponga un desafío pero tampoco exagerado, para que veas que no pasa nada y que el resultado merece mucho la pena. Por ejemplo, una de mis clientas tenía problemas para decir lo que realmente pensaba y eso afectaba a su vida profesional. Así que le recomendé empezar por algo pequeño. Algo tan simple como que la próxima vez que sus compañeros sugirieran un restaurante que ella odiaba (y al que siempre iban porque no se atrevía a decir que no), dijera que prefería otro porque ese no le gustaba mucho. Esto para muchos sería una bobada, pero para ella y para muchas otras personas no. Decidió atreverse. Resultado: no solo ya no come en ese restaurante que aborrecía sino que eso le dio valor para hablar con su jefe respecto a otro tema y conseguir asistir a una reunión muy importante en su trabajo. A eso me refiero con que los resultados merecen la pena. El valor que redescubres dentro de ti. Elige algo que no sea muy grande pero que te afecte, sea lo que sea, y empieza por ahí. Y poco a poco ve añadiendo más cosas, hasta que te veas con valor para dejar de hacer todo lo que no quieras de verdad. Cuesta pero merece MUCHO la pena. Te recomiendo también que te centres en una sola área, empieza poco a poco y ve aumentando y me cuentas los resultados, porque seguro que los tendrás. Te pueden surgir dudas o excusas, pero ¿sabes qué? No tienes que cambiarlo todo, solo aquello que no te guste o no te aporte nada. Porque hasta que no aprendas a poner límites no mejorará tu situación. Esto es muy típico de personas que están muy ocupadas porque no saben decir que no a compromisos, interrupciones, etc, pero como dice mi mentora: “Un vaso lleno no da para más. Tienes que vaciarlo para poder añadirle más.” (Pincha aquí para tuitear esta frase). ¿Qué vaso vas a vaciar tu? Cuéntamelo en los comentarios y no olvides compartir este artículo si conoces a alguien a quién le resultaría útil. ¡Gracias! ¿TE HA GUST0!!!

ES UN HISTERICO.......

P E R F I L…… “Es un histérico, creído... ¡pero cómo me gusta!”. Las mujeres cada vez más se quejan de la histeria de los hombres y de lo dificultoso que resulta engancharse con ellos, a pesar de que en muchos casos son ellos mismos quienes toman la iniciativa. Claro que después ¡se borran! El miedo al compromiso, la inseguridad de lo que quieren, la insatisfacción permanente, son sólo algunas de las características que cada vez más definen a los hombres de hoy. “Se desviven por invitarte a salir, se muestran locos por vos, y cuando por fin accedés, salís un par de veces y luego se borran mal”, cuenta Virginia, una abogada de 34 años que, hasta ahora, no logró encontrar un hombre con quien formar una pareja. La historia se repite entre las adolescentes, que cuentan las peripecias por las que llegan a pasar para lograr re-conquistar al chico que las conquistó primero y luego, simplemente, desaparecieron. “Me buscó y me buscó hasta que me empezó a gustar esa insistencia. Cuando lo encaré para salir me dijo que yo le encantaba, pero que no estaba listo para una relación. Un histérico total, un creído... ¡pero cómo me gusta!”, relata Malena, una estudiante del secundario de 16 años. Y cuenta que trató de volver a seducirlo, pero él, aunque se enganchó en el juego de seducción con sus propios galanteos, nunca terminó de jugarse por estar con ella. “ El hombre histérico goza seduciendo a las mujeres, pero cuando hay riesgo de compromiso se borra. Al principio es un hombre fogoso, pero con el tiempo se apaga, se reprime y huye del compromiso. Esto también daña la autoestima femenina”, explica en diálogo con Perfil.com la psicoanalista Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). La especialista señala que esta nueva modalidad de hombres cada vez más histéricos tiene que ver, desde lo psicológico, “con una falla en la estructuración de su masculinidad”. Y agrega que este factor se produce por su “conflictiva familiar”. “El histérico es emocionalmente inmaduro, dramatiza todo el tiempo, tiene una actitud histriónica, atrapa al otro dentro de su trama, siempre que el otro se enganche”, explica Cruppi. Pero además, es un fenómeno que se agudiza con la situación social y económica: “El hombre está muy maltratado en la sociedad de hoy, hay mucha frustración frente a la mujer, que ha adquirido más independencia, ha abarcado espacios que antes sólo le pertenecían al hombre. Entonces el hombre se ve disminuido frente a la mujer”, explica la psicoanalista. * Redactora de Perfil.com